sábado, 2 de noviembre de 2013

La permacultura como motivo de encuentro

Al entrar al galpón ubicado en la calle 7 y 63, del lado derecho de  la puerta se encontraba una larga hilera de bicis que apoyaban sus manubrios sobre paredes llenas de inscripciones, dibujos coloridos y manchas de humedad. El aspecto de descuido también lo tenía el suelo, embarrado y  con agua estancada en sus esquinas, que dejaba a simple vista la falta de limpieza. Sillas de escuela acomodadas en forma de círculo, la luz tenue a causa de las pocas ventanas,  y una mesa de madera con un mate, daban al salón un clima juvenil. El silencio se apoderaba del lugar, eso permitió que no se tenga que levantar la voz, aunque de vez en cuando las bocinas que sonaban de la calle interrumpían el clima pacífico en el que estábamos inmersos.

El “Centro unido de Tandil” fue donde se llevó a cabo el encuentro con Antonio Urdiales Cano, un famoso permacultor argentino que viajó desde la capital para brindar una breve charla acerca del modo de vida que lleva desde que comenzó a relacionarse con la naturaleza. En el lugar había alrededor de quince jóvenes, todos reunidos por el mismo motivo y con las mismas ganas de aprender. Luego de intercambiar palabras con los que se encontraban presentes, se acercó una chica de rastas largas con el fin de preguntar el por qué de mi presencia, se notaba a simple vista el interés que tenía el uno por el otro a pesar de habernos conocido hace unos poco minutos. Después de darme un cálido abrazo de bienvenida, me indicó en donde sentarme.

Una vez todos ubicados en sus sillas y con folletos en mano, llegó Antonio, un hombre de barba canosa, camisa cuadrillé y alpargatas blancas, que lleva varios años dedicándose al cuidado de la tierra. Apoyó una caja de cartón sobre la mesa y saludó uno por uno, al sentarse comenzó a hablar acerca de la gran decisión que tomó hace varios años, cuando se dio cuenta que él no había nacido para ejercer la parte práctica de la permacultura, sino para enseñar a través de la escritura. De esta manera fue como sacó más de cinco libros a la venta. Antonio nos hizo entrar en confianza rápido, nos trató de manera amable y ante cualquier duda nos respondía con gran paciencia.

Después de que el mate pase de mano en mano, ofreció entre los que estábamos ahí, la posibilidad de presenciar uno de sus talleres para que observemos desde más cerca la forma en que se implementa la permacultura en la vida cotidiana.

El encuentro al que concurrieron jóvenes interesados por el mismo tema, dio grandes frutos y tuvo un exitoso resultado, ya que además se tuvo la posibilidad compartir varias rondas de mates y facturas con uno de los permacultores más conocidos en nuestro país. 



Teresa Del Compare

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